Bierstube
Ubicación: Merced 142, Santiago.
Horario:Lunes a Sábado, 17:00 – 00:30

Si fuéramos unos puristas del lenguaje y tradujéramos de manera literal el vocablo alemán bierstube, el cual da nombre a este emblemático local de cepa germana podríamos decir que se trata de una “cervecería” o “barra o salón de la cerveza”. Pero no somos ni puristas ni traductores. Si estamos aquí es porque este boliche es más que un simple expendio de cebada y otros menesteres; quizás un refugio íntimo de buenos momentos con los amigos y la familia que alguna vez han apoyado su humanidad sobre aquella larga barra echa a la medida y que sostiene más de sesenta años de tradición y recuerdos.

Originalmente este local no estaba aquí sino un poco más abajo, en Merced 248, al lado de la Sala La Comedia que ha sido por años el hogar de la compañía Teatro Ictus. Fue inaugurado el 5 de agosto de 1960 y era frecuentado por actrices y actores como los hermanos Devauchelle, Julio Jung o el cineasta Raúl Ruíz, además del público asistente a las funciones, pero sobre todo fue punto obligado de encuentro para los colonos alemanes que habían llegado indistintamente antes, durante y después de las Guerras Mundiales a vivir en territorio nacional, y que luego de un largo peregrinaje en lo que llamaban el Triángulo de la Bermudas —donde la bohemia reinaba en los extintos Rhenania, Crucero y el Richard, todos de la calle Irarrázaval— serían los parroquianos más fervientes de este bar de cervezas y platos alemanes. De hecho, el mismo Heriberto Hook acompañaba a su padre, Hermann Hook, a estas reuniones sociales de largo aliento, generando un vínculo tan entrañable con sus raíces que apenas se le presentó la oportunidad de hacerse cargo del Bierstube, lo hizo.

El cambio de casa a Merced 142 ocurrió en 1975. La decisión familiar de tomar el Bierstube pasó por continuar una tradición que estuvo a poco de extinguirse, pero el pundonor y entusiasmo no lo permitieron. A punta de cachos, cartas, cervezas y las fricas que salían para alimentar las tardes y noches de tertulias, el Bierstube se hizo un nombre entre los nombres. Era un secretito, un pequeño escondite al frente del Forestal para muchos colonos que buscaban una bocanada hogareña en la capital. Y así fue por décadas. Pero si en un principio casi no se hablaba español de tanto alemán que llegaba al bar, con el correr de los años el público fue cambiando. Aún quedan los parroquianos de aquella época, aunque los nuevos tiempos han renovado al público. Con una carta generosa donde destacan sus tres tipos de cerveza de propia elaboración y una cocina típica con preparaciones que permiten conectar con otras latitudes como las chuletas kassler, el weisswurst, los perniles o el goulash, hoy en día los jóvenes se han dejado cautivar. Han pasado un montón de años, un montón de historias y recuerdos imposibles de resumir en un par de líneas. Han pasado un montón de litros y crudos que han llevado al Bierstube a ser un negocio familiar referente en estos tiempos y un patrimonio cultural activo para todos quienes celebramos la diversidad. Entonces pedimos una das bier, un shop, una pilsen o una chela. Prost!

#losbaresonpatrimonio